Manual del perfecto cabrón
Vamos allá.
1. Nunca digas “Te quiero“. Jamás. Hay miles de palabras que puedes usar para combinar y decir más o menos lo mismo. Como por ejemplo: Me caes bien, no me importaría pegarte un buen polvo, pues con la luz apagada tampoco eres tan fea… Cualquiera de estos sinónimos puede servir. Pero no se debe olvidar nunca que las palabras “Te quiero” activan una función escondida en el cerebro femenino que es irrevocable.
Una vez activada dicha función, las palabras tendrán que ser repetidas
de manera periódica y con entusiasmo, causando serios problemas en el
caso de no ser capaz de recordar cuando fue activada dicha función por
vez primera.
2. La primera cita deja las cosas claras. La cartera, te la dejas en casa. Total, tienes que dejar bien claro desde un primer momento que no piensas pagar nada.
Dile la verdad, que tienes que ahorrar para tintarte las lunas del
coche o que el finde que viene habéis quedado con unos amigos para
echaros unas putillas. En eso las mujeres tienen razón… Es mejor ir con
la verdad por delante.
3. Ellas vienen con un defecto de fábrica que les hace decir tonterías como que “la belleza está en el interior”
y gilipolleces similares. Todavía no conozco a ningún tío que se lo
hayan ligado haciéndole un test psicotécnico. Dejaros de tonterías.
Nosotros nos fijamos en las tetas y ellas en el culo, así que no
intentes parecer más listo de lo que eres. Esto es muy importante. A las mujeres, además de cabrones les gustan idiotas. No vaciles de que has leído mucho en tu vida. Di que no te lees ni los manuales de la play. Eso les encanta. Los tíos listos a la larga sólo causan problemas. Las mujeres listas causan problemas desde el primer momento.
4. Mira a otras chicas en su presencia.
Eso hará que vea que no es especial y que cualquier zorrilla de esas
sería una seria candidata a sustituir su prescindible labor. Coméntale
lo que ves y lo que te gusta. “-¿Has visto que culo más guapo tiene la rubia? – ¡Joder, menudo polvazo le pegaba a la morena aquella!“.
Si alguien te mira, házselo saber. Como sienta que es especial o única,
pronto empezará con las tonterías de los regalos y demás pijotadas que
no llevan a ningún sitio más que a tu ruina económica y a la frustración
de tintar las lunas de los coches.
5. Quedar siempre en la puerta de tu casa.
Tu no eres el chófer de nadie y no tienes porqué ir a buscarla a casa.
Está demostrado que los tíos que van a casa de sus novias a llevarlas y a
traerlas tienen más posibilidades de morir de cáncer de pulmón. No me
preguntes el porqué, pero es así. Y punto.
6. Y punto. Nunca
olvides esta expresión. Cuando parezca que se va a iniciar una
discusión, no dudes en usar estas dos palabras mágicas. Y punto. “Nanananananana.. ¡Y punto!”
Fin de la discusión. Si sigue con ganas de guerra amenázale con
dejarla. Es probable que llore, pero eso no es cosa suya. Tu eres un
hombre y los hombres no lloran. Por encima de todo y por muchos llantos
que se pegue, recuerda el punto 1. Jamás la consueles ni le digas “Te quiero“.
7. Otra frase de oro: “Para mi todos los días son especiales“.
Si te olvidas del día de su cumple o del aniversario (algo
completamente normal porque tu no eres una puta agenda y encima recuerda
que eres tonto..) siempre puedes usar la frase: “Es que para mí todos los días son especiales. “ Y si ves que se pone tonta lo redondeas: “Es que para mí todos los días son especiales… ¡Y punto!” Por supuesto, nada de regalos. Lo que vas a vacilar con tus lunas tintadas…
8. El orgasmo femenino es un mito.
No existe. Al menos, no está demostrado. Tu vas, la metes, y te corres.
Y si ella se queda con ganas de más, le dices que deje de fingir que ya
sabes la verdad sobre el mito del falso orgasmo femenino. Es una
falacia para hacernos sudar más. A poder ser que se ponga ella arriba y
que brinque al ritmo de música máquina. Pum pum pum pum.
Tu siempre puedes recostarte un poco y fumar un cigarrillo o darle
tragos a un cubata mientras ella bota en búsqueda de su falso orgasmo
femenino. Naaaaaaaaaaa.
9. Después del sexo nada de caricias. Si quiere caricias y abrazos que se compre un puto peluche. El hombre duro, cuando se corre, se desprende de toda razón de ser.
Además, al ser tonto, no podemos casi con el esfuerzo enorme que supone
intentar mover los brazos para realizar ningún movimiento. Es por eso
que lo mejor es cerrar los ojos, tirarse un buen pedo para liberar
tensiones (además, con un poco de suerte ganarás espacio en la cama, ya
que es probable que se vaya…) y ponerse a roncar a lo Luciano Pavarotti. Con un par… ¡Porqué tu lo vales!
10. Y no menos importante… Recuerda
que para ti ella no importa en absoluto. Si tienes que decidir entre tus
amigos o ella, que le den por culo, siempre tus amigos. Si tienes que
dejar algo por ella, que le den por culo, a ver que cojones se ha
creído. Ella simplemente es el medio para llegar al fin: el orgasmo masculino. El auténtico. El que sabemos que existe porque salpica. Una
vez hemos conseguido el fin, a la mierda. Recuerda que si haces esto,
las mujeres vendrán a ti como moscas a la miel. Las mujeres son
especialistas en buscar a tíos que hacen eso. Comportándote así les
estás dando lo que quieren. Serás el puto amo…
Espero que os hayan servido mis sabios consejos.
Como siempre estaré dispuesto a recoger otras técnicas novedosas para no
dejar que este decálogo se pierda en el olvido. Gracias a vuestras
aportaciones podremos llegar, algún lejano día, a aproximarnos
mínimamente a saber como piensa ese cerebro defectuoso que es el cerebro
femenino